En más de una ocasión, al enterarse alguien de nuestro parentesco, me han preguntado cómo Laura ha llegado a ser IBCLC (Consultora Certificada Internacionalmente en Lactancia Materna). Y con su permiso, quiero hacer un poco de historia, para que nos conozcáis mejor a las dos y entendáis cómo y por qué hemos llegado a formar este equipo de una Consultora en Lactancia Materna y una Doula.
Sorprende saber cómo una mujer Ingeniero Industrial de vocación y de formación, ha llegado a ser lo que es ahora: Consultora en Lactancia Materna. Pero conociendo la personalidad de Laura, es fácil de entender. Su inquietud, su necesidad de aprender y de emprender, la llevan a conseguir lo que se propone.
Cuando estando en BUP me dijo que iba a sacar el COU con matrícula de honor, no la tomé en serio. Sin embargo, cuando esto sucedió, le tuve que pedir perdón por no haberla creído. Ella ya tenía muy claro que iba a estudiar Ingeniería Industrial y necesitaba las mejores notas.
Su carrera fue inmejorable, y al empezar cuarto curso se embarcó en un proyecto internacional y se marchó a Paris, a la mejor Universidad en su ámbito para especializarse en Sistemas Energéticos. Su objetivo era obtener una doble titulación que le abriera mejores horizontes profesionales. Consiguió la máxima nota en el proyecto fin de carrera y un buen trabajo sin haber terminado todavía los estudios: la Empresa Nacional de Electricidad Francesa la contrató para su Centro Nacional de Energía Nuclear. Pero Laura es muy inquieta y el trabajo que desarrollaba allí, demasiado burocrático para su gusto, la aburría, con lo que renunció a él encontrando otro empleo en un gabinete de proyectos internacionales de ingeniería, lo que le llevó a viajar con frecuencia.
Tras seis años en Paris, regresó a Valencia. Tenía muy buen curriculum y no le resultó difícil encontrar trabajo. Joven, inteligente, con idiomas y sin ataduras familiares, fue contratada en una empresa multinacional relacionada con la industria del automóvil. Aquí fue responsable de un equipo, viajaba constantemente por Europa, por Oriente Medio… su vida era su trabajo, no había horas.
Pero apareció el amor y al poco se quedó embarazada. Tenía claro que iba a pedir una reducción de jornada cuando naciera su hijo pues no podía permitirse dejar de trabajar. Además, su marido tenía turnos fijos y podrían combinarlo bien. El bebé no saldría de casa y lo criarían sus padres.
Cuando su hijo tenía dieciséis semanas se reincorporó al trabajo con una reducción de jornada a seis horas diarias, disponía de su tiempo de lactancia y se extraía leche en horario laboral, con el fin de compatibilizar de la mejor forma posible el trabajo con la crianza. Descubrió que la conciliación era una mentira que le habían vendido, a ella y a todas las mujeres: la misma semana que el niño cumplió un año, hubo una reducción de personal. Sin esperarlo la mandaron a la calle. Le dijeron que la orden venía del país origen de la empresa… pero ella sabía que no estaba dando la rentabilidad que daba antes, sabía que a consecuencia de no viajar y de reducir sus horas ya no les era tan productiva…
Por aquel entonces, hacía unos años que yo acudía a la Clínica Acuario de Valencia a la consulta de una naturópata. Un día, en el mostrador, encontré unos señaladores de libro que publicitaban una asociación de apoyo a la lactancia materna. Cogí uno y lo guardé. Cuando nació mi primer nieto se lo di a su madre por si alguna vez necesitaba apoyo pues aunque yo había amamantado a mis hijos, poco le podría ayudar ya que mis conocimientos respecto a lactancia materna eran muy básicos. Laura tomó el marcador… No sabíamos que esto era el principio de una historia…
Laura conocía el mundo de los portabebés y descubrió que la mayoría de los que se vendían no eran ergonómicos, y eran muy caros. Su espíritu emprendedor la llevó a hacer unos diseños y a comprar unas telas… y así comenzó a confeccionar los suyos. Por las noches, mientras papá y bebé dormían, tenía como compañera a la máquina de coser. Y empezó a entrar en este mundillo. Ella necesitaba trabajar y estar ocupada, con lo que siguió adelante, haciendo talleres y mostrando los beneficios del porteo. Lau_Babywearing era el nombre que había elegido para este proyecto que le dio muchas satisfacciones.
Cuando la despidieron de su empresa, ya era miembro muy activo en la citada asociación, se había formado y estaba introduciéndose en el mundo de la lactancia materna. El interés de Laura por aprender no tenía límites. Sabía que la máxima titulación que podía alcanzar en lactancia materna era ser IBCLC. Y comenzó su preparación para obtener el título.
Yo he sido testigo de primera mano y puedo decir que no fue fácil. Lo dije en su día y lo vuelvo a repetir. Un año de estudios, reuniones, exámenes, valoraciones, Internet, bibliotecas… con dos niños pequeños, una de ellas lactante de apenas unos pocos meses. No hubieron festivos, ni vacaciones… era una inversión continua de tiempo, energías y dinero. Finalmente llegó el día del examen. Y como era de esperar, lo aprobó.
Fueron días de alegrías compartidas, era una de las primeras IBCLC’s en la Comunidad Valenciana, mucha gente la felicitó y pensó que sería una referencia y un apoyo para quienes en la lactancia materna estaban haciendo avances…
La formación de Laura es continua, acude a congresos y seminarios, sigue ampliando sus conocimientos para poder ofrecer siempre lo mejor. Es demasiado honesta, no ríe las gracias, no muestra afectos que no siente, tiene un gran sentido de lo que es justo, por lo que se indigna ante ciertas situaciones… y “no se casa con nadie”. Este es un rasgo de su carácter y ella sabe que no siempre le favorece…
¿Y lo del equipo? ¿Por qué? ¿Cómo llegué a ser Doula? ¿Qué tiene ver una cosa con la otra?
Siendo mis hijos ya adultos, yo tenía mucho tiempo libre y no soy de estar cara a la tele, ni andar de escaparates o de cafeterías. Necesitaba sentirme útil. Laura sabía que yo quería participar en algún voluntariado, siempre lo había comentado en casa y me invitó a una charla cuando su hijo Ibai era muy pequeño: una mujer hablaría sobre las Doulas y ella sabía que eso me encantaría.
Extasiada escuché a Susana. Me imaginaba haciendo lo que más me había gustado en la vida: estar con embarazadas y con bebés. Para ello debía de formarme, pues mi experiencia como madre de tres hijos no era suficiente, o al menos, así lo consideré yo. Se lo comenté a Laura y rápidamente me dijo que adelante, que seguro que podía hacerlo, que tenía muchas herramientas y el carácter apropiado. Yo pensaba que nací “demasiado pronto” y que quizás ahora era tarde. ¡Pero Laura me animó tanto…! Y empecé a buscar información sobre la figura de la Doula.
Así que al poco de nacer mi nieta Naia, yo comencé la formación para ser Doula.
Años después, Laura también se formó como Doula. Compartimos muchas de nuestras cosas, hablamos todos los días, el resto de la familia está un poco hasta el “coco” (por decirlo de forma cariñosa) de nosotras pues raro es cuando nos juntamos que no hablemos de acompañamientos, partos, lactancias… Pero en casa saben que nos apasiona, que nos mueve, y nos respetan. Incluso se interesan y lo comparten.
¡Qué caray, si es que formamos un buen equipo! La madre Doula y la hija Consultora en Lactancia Materna. Una manera preciosa de nutrirnos, de retroalimentarnos, de compartir valores, de aprender juntas, de seguir creciendo… y de ofrecer lo mejor que tenemos: nuestra experiencia personal y profesional.
Este es mi mejor regalo, Laura, siento que te lo debía por haberme introducido en este mundo del acompañamiento, del “douleaje”, en lo que estoy haciendo ahora y que, después de haberos criado a ti y a tus hermanos, es lo que más me satisface en la vida.
Con Amor.