Amamantar o no amamantar, esa es la cuestión

Amamantar o no amamantar es lo que se cuestionan muchas, diría que bastantes mujeres durante su embarazo. Porque amamantar es una experiencia muy personal y como tal, cada madre hablará según haya sido la suya.

El otro día hablaba con una persona muy querida, madre trabajadora de dos niños pequeños, quien me comentaba que la persona que más había influido en su decisión de NO amamantar fue su ginecólogo.

Ella, como todas las mujeres embarazadas, estaba muy preocupada por poder amamantar y ofrecerle a su primer bebé los mejores cuidados y atenciones. Había oído hablar de lo que suponía amamantar y  “de los beneficios de la lactancia” pero en su caso, como se tenía que reincorporar a su puesto de trabajo a las dieciséis semanas del parto, no tenía claro si amamantar iba a ser mucho follón para la criatura , lo que supondría darle el pecho durante ese tiempo para luego tener que ausentarse, se planteaba también cómo alimentarle después, etc.

Y en una de sus revisiones ginecológicas durante el embarazo, le preguntó al buen doctor cómo de importante iba a ser para su hijo el ser amamantado, y si habría una diferencia entre amamantar o no amamantar. Ella pensó que el criterio de este profesional sería importante y, por tanto, determinante.

El señor ginecólogo, desde sus profundos conocimientos e intereses en lactancia materna, le dijo que “daba igual una cosa que la otra”. Que total, amamantar es bueno si se hace mucho tiempo pero que sólo para cuatro meses no merecía la pena amamantar.

Así que mi amiga, con esa información completamente sesgada sobre lo que realmente supone amamantar, decidió que lo mejor para su bebé era no marearlo, y directamente darle leche de fórmula artificial en lugar de amamantar.

Lo mismo hizo con su segundo bebé. Decidió no amamantar directamente.

Creo que mi amiga ¡pobre! no había oído hablar tanto de tetas y de amamantar en su vida previa como desde que nos conocemos. Y justamente salió este tema el otro día.

Señores ginecólogos, POR FAVOR. Médicos de cabecera, endocrinos, pediatras, psicólogos, enfermeras, auxiliares, celadores, dentistas y personal sanitario, personas en general que estáis en contacto con mujeres embarazadas y lactantes. Si no tenéis conocimientos ACTUALIZADOS en lactancia materna, en TODO lo que supone amamantar a una criatura,  por favor sed honestos, y animad a las mujeres a que busquen información, a que entren en contacto con otras madres lactantes, con profesionales especialistas como las consultoras de lactancia, pero no digáis que es igual amamantar que no hacerlo. Esto no es como elegir el vestido azul o el vestido negro.   Hay MULTITUD de estudios que lo demuestran, y por encima de todo el sentido común:

 

¿Será de verdad igual darle a mi bebé humano la leche que yo produzco específicamente para él, cuya composición se adapta a las necesidades nutricionales e inmunológicas de mi hijo en tiempo real, que alimentarle con leche de vaca – ¡un animal de otra especie! – modificada artificialmente en laboratorios para que sea tolerada por un bebé humano? ¿Será lo mismo amamantar que no amamantar?

SER AMAMANTADO es un derecho de los bebés. Es la base de la formación y desarrollo del sistema inmunitario y de la microbiota intestinal, que condicionarán la salud no sólo del bebé en su primera infancia, sino también en su edad adulta, y también de su madre.

Y cuando NO SE PUEDE amamantar, y no se puede de verdad después de haberlo intentado estando en contacto y con el apoyo de profesionales, entonces, para eso podemos emplear la leche de fórmula.

Pero no digamos que amamantar es lo mismo que no amamantar, porque no lo es.

 

Enlaces a artículos:

Por qué lactancia materna

Recomendaciones sobre lactancia materna en la Sociedad Española de Pediatría

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