Frenillo lingual o anquiloglosia

 

Vuelvo a la carga con este tema porque en el lenguaje popular ambos conceptos se mezclan, y muchas madres me preguntan, erróneamente, si su bebé tiene frenillo. Vamos a aclararlo:

El frenillo lingual es un pliegue de mucosa que une la lengua la parte inferior de la lengua al suelo de la boca.

lengua bebé frenilloPor eso, toda la población nace con él. Tener frenillo entonces NO ES UN PROBLEMA.  El problema viene cuando el frenillo es demasiado corto, demasiado grueso o está demasiado adelantado como para permitir el movimiento normal de la lengua.

Entonces causa lo que llamamos ANQUILOGLOSIA, es decir movimiento limitado (anquilo-) de la lengua (-glosia)

Se han establecido diferentes clasificaciones de tipos de frenillo que causan anquiloglosia, pero saber esto no es relevante para las personas no profesionales.

Tener frenillo, entonces, no molesta al bebé para mamar y a las madres no les causa dolor. Muchas veces se confunden “churras con merinas” y ahora oímos hablar de “frenillos” a todas horas cuando lo que se debería valorar es la anquiloglosia.

Estamos en un momento en que se sobrediagnostican problemas de frenillos (muchas veces con simples fotografías) confundiéndolos con cuestiones que tienen más que ver con corregir el agarre y las posturas, o con aumentar la frecuencia de las succiones, o con optimizar la técnica de lactancia.

Antes de llevar a cabo una operación en la boca de un bebé, se requiere de un cuidadoso diagnóstico, es necesario ver varias tomas, hacer cambios en la posición, en la técnica del amamantamiento, hacer un seguimiento y valorar la evolución antes de hacer una FRENOTOMÍA o FRENECTOMÍA (corte del frenillo), que en ocasiones no es definitiva.

Cierto que un dolor insoportable al amamantar o una escasa ganancia de peso son los primeros signos que avisan de un problema, pero en nuestra amplia práctica profesional hemos visto que están mucho más relacionadas con la inexperiencia de la madre, mala posición, mal agarre o interferencias de tetinas y chupetes que con problemas derivados de frenillos linguales limitantes en el bebé.

Cada vez hay más personas (desde profesiones varias) que se creen capacitadas para hacer un diagnóstico de “frenillo lingual” – recordemos que lo que hay que valorar es la libertad de movimientos de la lengua, o la restricción de los mismos – sin tener en cuenta otras variables que pueden interferir en la lactancia, a saber:

 

  • Edad gestacional del bebé en el momento del nacimiento y madurez fisiológica.
  • Tipo de parto y duración de éste: espontáneo y fisiológico, espontáneo con epidural, uso de aparatología (fórceps, ventosa, etc), inducción, cesárea, separación de la madre…
  • Experiencia de la madre lactante.
  • Posición del bebé y postura de la madre durante el amamantamiento.
  • Uso de pezoneras o chupete.
  • Frecuencia y duración de las tomas.
  • Si hay suplementación y cómo se realiza.

 

Como IBCLC, profesional cualificada para el manejo clínico de la lactancia materna, con una experiencia profesional de más de once años, no niego la necesidad de una FRENOTOMÍA o FRENECTOMÍA en algunos casos.

Sin embargo, en demasiadas ocasiones llegan a nuestra consulta bebés a los que les han cortado la lengua una, dos o hasta tres veces por cuestiones de dolor al amamantar SIN NI SIQUIERA HABER VISTO UNA TOMA, con un diagnóstico de frenillo (¿¿??) basado en el aspecto estético, y no en el funcional y que pese a estas intervenciones siguen manifestando dolor o molestias, que conseguimos eliminar en nuestra consulta haciendo un seguimiento y alcanzando el acople perfecto boca-areola/pezón.

Sé que algunas madres emprenden un tortuoso camino hasta dar con la solución, pasando por cantidad de manos antes de terminar con el problema. Y lo sé porque me lo contáis en consulta. Entiendo lo duro que debe ser este peregrinaje.

También parece que si no diagnosticamos un frenillo, es porque no lo hemos tenido en cuenta o no sabemos trabajar y que ahora más que nunca, todos los bebés tienen frenillos limitantes a juzgar por la cantidad de operaciones que se realizan.

A la hora de llevar a tu bebé para hacer una estimación sobre una posible ANQUILOGLOSIA, mira bien qué profesional va a atenderte. Mira su valoración profesional, su experiencia, el número de operaciones llevadas a cabo (como en un hospital o médico, el número de cesáreas realizadas). Consulta una segunda opinión si no lo tienes claro.

Para concluir, añado: yo soy profesional de la lactancia, es lo que conozco, es donde tengo mucha experiencia. No doy consejos ni opino sobre fisioterapia, o logopedia, odontopediatría o psicología, ni siquiera sobre cuestiones que correspondan a una matrona o ginecóloga. Para esas cuestiones reconozco mis limitaciones y derivo a otros profesionales expertos en esos campos.

Ante cualquier duda quedo a tu disposición y te recuerdo que, como profesional dada de alta y que pago mis impuestos, mis servicios profesionales tienen un coste.

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